Seminario de Teoría e Historia 1

Horarios 903

Horas:

Teoricas: 2 horas
Practica: 2 horas

Nivel:

09

Sílabo:

1ARC39

Las cosas ordinarias encierran los mas profundos misterios. Al principio es difícil ver en la distribución convencional de una casa contemporánea algo que no sea más que la cristalización fría de la razón, la necesidad y la obviedad y, por ello, nos dejamos llevar fácilmente a pensar que un producto tan transparente, poco excepcional debe haber surgido directamente de las necesidades humanas básicas.

 

Figuras, puertas y pasillos.

Robin Evans

 

 

Si revisamos la publicidad de las empresas inmobiliarias de la ciudad, encontraremos que en todas se representa el mismo ideal de hogar. Puede ser que la vivienda esté pensada para una familia numerosa o para vivir en solitario, que los acabados sean de lujo o sencillos, que comprenda más o menos metros cuadrados, que haya habido un arquitecto detrás del diseño o no. Lo que comparten es que todas están hechas a la medida de un mismo ideal de vivienda unifamiliar que se ha consolidado en la arquitectura moderna desde el siglo XIX. Los que habitamos estas viviendas, las imaginamos como espacios perfectamente ordinarios y naturales y todo indica que los arquitectos que las proyectan, asumen con la misma naturalidad aquel ideal doméstico.

 

Lo que entendemos por domesticidad hoy, corresponde a la construcción del ideal del hogar y la familia del siglo XIX. Este ideal se construyó a partir de una oposición entre el trabajo y la vivienda, que surgió con el capitalismo industrial. La vivienda se despojó de toda connotación productiva para convertirse en el refugio bien merecido del trabajador y el espacio de lo femenino y lo privado. Esta construcción no solo no es natural sino que ha sido la fuente de constantes contradicciones, tensiones y desigualdades. Aunque se separó el trabajo productivo del hogar para llevarlo a las fábricas y oficinas, la casa nunca dejó de ser un lugar de arduo trabajo. El trabajo reproductivo, que incluye no solo las labores más pedestres de limpieza y cocina, sino la crianza de los hijos y el mantenimiento y cuidado afectivo de los miembros del hogar, se aisló de toda lógica económica detrás de una retórica acerca del amor y la naturaleza del cuidado femenino.

 

Esta organización social, económica y sobre todo de género se ha sedimentado en la vivienda unifamiliar de los últimos dos siglos. La arquitectura ha tenido un rol activo materializando estos ideales en las tipologías, en los acabados, en la decoración, en la distribución de los espacios y en la multiplicación de umbrales de privacidad. En el curso estudiaremos la historia de diversos casos en los cuales la arquitectura ha abordado la pregunta sobre la vida domestica de una manera crítica, produciendo proyectos y edificios que cuestionan esta supuesta naturalidad. Se trata de experimentos utópicos que surgen con los inicios de la arquitectura moderna.

 

En paralelo al estudio de la historia de la arquitectura doméstica moderna, el marco teórico del curso nos ayudará a explorar nuestras propias historias de domesticidad. El trabajo de campo ocurrirá en la memoria personal y los puntos de encuentro de esas memorias con el entorno construido. Los alumnos posicionarán sus propias memorias de lo domestico de manera crítica dentro del marco teórico del curso utilizando el texto literario y el dibujo como herramientas principales

CRÉDITOS: 3

REQUISITOS: Historia y Teoría de la Arquitectura 4